Adiestramiento para perros adoptados: ¿cómo lograr un entrenamiento exitoso?

13 de junio de 2025

Adoptar un perro es un acto de amor que transforma vidas: la tuya y la de los lomitos.

Por desgracia, muchos perros adoptados han pasado por situaciones difíciles que pueden influir en su comportamiento, por lo que es necesario tener empatía y mucha paciencia. 



En este artículo nos enfocaremos en cómo lograr un entrenamiento exitoso en perros adoptados, con base en recomendaciones de expertos. ¡Sigue leyendo!


 1. Entiende el pasado de tu perro adoptado


Cada perro tiene una historia y esa historia influye directamente en su comportamiento actual. Conocer su pasado, en la medida de lo posible, te permitirá ajustar tus expectativas y elegir mejor las técnicas de adiestramiento canino.


 La importancia de conocer su historia


Un perro que fue abandonado, maltratado o que pasó por varios hogares probablemente mostrará señales de desconfianza, miedo o ansiedad. Aunque no siempre se tiene acceso a todo su historial, cualquier dato que te proporcione el refugio o rescatista será útil para entender su comportamiento.


 Etapa de adaptación: dale tiempo


El American Kennel Club (AKC) sugiere aplicar la “regla de los 3” para los perros recién adoptados:

  • 3 días para desestresarse y que pueda comenzar a explorar su nuevo entorno.

  • 3 semanas para empezar a entender rutinas y límites.

  • 3 meses para sentirse realmente en casa y mostrar su verdadera personalidad.

Durante este tiempo es clave observar y respetar su ritmo. Ten paciencia. 


 2. Genera un vínculo de confianza antes de entrenar


Antes de trabajar los comandos básicos de adiestramiento canino -como “sentado” o “quieto”, por ejemplo- es fundamental que tu perro confíe en ti; por eso, el vínculo emocional es la base de un adiestramiento exitoso.


 Comunicación y paciencia: la base de todo


Cuando interactúes con tu perro, usa un tono de voz calmado, evita movimientos bruscos y refuerza cualquier comportamiento positivo con premios ricos, caricias o juegos. 

Las sesiones de juego libre ayudan mucho a construir confianza, sobre todo si tu lomito es tímido o inseguro.


 Consulta con un veterinario o etólogo


Si detectas señales como temblores, reacciones agresivas o comportamientos compulsivos, es importante acudir con un veterinario o etólogo canino (especialista en comportamiento animal). 

Estos expertos pueden ayudarte a identificar si hay traumas o problemas de salud que deban atenderse antes o durante el entrenamiento.


 3. Elige el método de adiestramiento adecuado


El tipo de entrenamiento que elijas debe ser amable y respetuoso. Es importante saber que los métodos basados en castigos pueden empeorar la situación y dañarlo aún más. 


 Refuerzo positivo: el más recomendado


Organizaciones como la American Veterinary Society of Animal Behavior y el AKC recomiendan el refuerzo positivo como la técnica más efectiva y ética en el adiestramiento canino. 

Esta técnica consiste en premiar las conductas deseadas con recompensas como comida, juguetes o cariño, lo que motiva al perro a repetir esos comportamientos positivos. 


 Evita métodos coercitivos


Gritar, castigar físicamente o usar collares que ahorcan puede generar más miedo o agresividad en los perros. Además, estos métodos no enseñan qué hacer, solo inhiben conductas temporalmente.


 4. Rutinas básicas para un perro equilibrado


Recuerda que los perros necesitan estructura para sentirse seguros. Una rutina clara y consistente facilita el aprendizaje y reduce el estrés.


 Comandos esenciales: sentarse, quedarse, venir


Puedes empezar a enseñarle los comandos básicos de adiestramiento canino, como: sentado, echado y caminar junto. 

Estos ejercicios te permiten tener más control de tu lomito en situaciones cotidianas, así como mejorar la comunicación con él. 

Mantén las sesiones cortas (de 10 a 15 minutos) y finaliza siempre con una nota positiva.


 Establece horarios fijos


Aunque no lo creas, alimentarlo, sacarlo a pasear y adiestrarlo siempre a la misma hora lo ayudará a anticipar lo que va a suceder y se sentirá más tranquilo. Recuerda: ¡los lomitos adoran la rutina!


 5. Aborda problemas comunes de conducta


Muchos perros adoptados presentan problemas de conducta como ladridos excesivos, destrucción de objetos o miedo a las personas. Estos comportamientos no son “malos” per se, sino señales de estrés o inseguridad.


 Ladridos excesivos, ansiedad por separación o agresividad


Si notas que estos problemas persisten o se intensifican es recomendable buscar apoyo profesional. Un adiestrador con enfoque positivo o un etólogo certificado podrá diseñar un plan personalizado para tu perro.


 Socialización progresiva


¡Esto también es muy importante! Expón a tu perro a nuevos estímulos -otros lomitos, personas diferentes, lugares distintos- de forma gradual, porque forzar interacciones puede ser contraproducente. 

Observa sus reacciones y retrocede si muestra signos de incomodidad.


 ¿Cuándo acudir a un adiestrador profesional?


Aunque hay muchas cosas que puedes hacer por tu cuenta, en algunos casos es mejor recurrir a un experto, especialmente si no tienes la paciencia o el tiempo para aprender a entrenar a tu perro y practicar todos los días, sin excepción. 


 Indicadores de que necesitas ayuda extra


  • Si tu perro tiene reacciones agresivas ante personas o animales.

  • Si presenta conductas destructivas frecuentes.

  • Si tiene miedo extremo o falta de progreso después de varias semanas de entrenamiento por tu cuenta. 


 Busca entrenadores profesionales

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 Conclusión: tu perro necesita amor, estructura y tiempo

El adiestramiento de un perro adoptado no se trata solo de obediencia, sino de construir una relación sólida basada en respeto, comunicación y afecto. Recuerda que cada avance, por pequeño que sea, es una victoria. 

Con paciencia, consistencia y, si es necesario, ayuda profesional, lograrás tener un perro feliz, equilibrado y confiado.


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Aunque es normal que los perros se rasquen ocasionalmente, cuando lo hacen con frecuencia puede ser señal de que algo anda mal. Entender la causa es clave para aliviar su malestar y evitar que el problema empeore. Una de las razones más comunes son las pulgas y garrapatas . Incluso si no las ves, basta una picadura para provocar una reacción alérgica. Algunos perros son especialmente sensibles a la saliva de las pulgas y pueden desarrollar dermatitis alérgica, lo que causa picazón intensa, caída de pelo y enrojecimiento de la piel. Un tratamiento antipulgas adecuado y la limpieza profunda del entorno son esenciales. ¿Alergias en mi perro? Otra causa frecuente es la alergia ambiental . Al igual que los humanos, muchos perros reaccionan al polen, al polvo, al pasto o a los ácaros. Estas alergias suelen ser estacionales y pueden provocar picazón en patas, orejas o abdomen. En estos casos, un veterinario puede recomendar antihistamínicos o tratamientos específicos para controlar los síntomas. También hay que considerar las alergias alimentarias . Algunos perros desarrollan sensibilidad a ciertos ingredientes de su dieta, como el pollo, el res o los granos. La picazón suele acompañarse de problemas digestivos o infecciones recurrentes en la piel y oídos. En estos casos, se recomienda una dieta de eliminación para identificar el ingrediente problemático. ¿Resequedad debajo de todo ese pelo? La sequedad de la piel es otra causa común. El clima, los baños excesivos o el uso de champús inadecuados pueden eliminar los aceites naturales del pelaje. Un buen baño con productos hipoalergénicos, una dieta rica en ácidos grasos y una hidratación adecuada pueden ayudar mucho. Siempre puedes buscar apoyo en especialistas estéticos o de grooming . Por último, no hay que descartar causas emocionales. El estrés, la ansiedad o el aburrimiento pueden hacer que un perro se lama o se rasque por hábito. Si notas que lo hace cuando está solo o tras cambios en su rutina, es posible que necesite más estimulación mental, ejercicio o compañía. No dejes de poner atención a tu perrito En resumen, la picazón constante es un síntoma, no una enfermedad. La clave está en observar otros signos —como pérdida de pelo, enrojecimiento o mal olor— y acudir al veterinario para un diagnóstico preciso. Ignorar el problema solo aumentará la incomodidad y el riesgo de infecciones. Un perro sano no debería rascarse todo el día, y con el tratamiento adecuado, volverá a sentirse tranquilo y feliz.
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Llevar a tu perro a la playa es un plan perfecto: corre, juega, se divierte con las olas y vive una aventura que seguramente recordará con pura felicidad. Pero, ojo, la diversión no termina cuando guardas la sombrilla y subes al coche. El verdadero reto empieza después, porque la sal, la arena y el sol pueden dejar estragos en su pelaje, en su piel y hasta en sus patitas. Perrito playero es perrito bañado Lo primero que debes tener en mente es el baño. El agua de mar se adhiere al pelo y lo reseca, mientras que la arena se mete en cada rincón: entre las patas, en las orejas y hasta en el hocico. Si no se retira adecuadamente, puede causar comezón, irritaciones o hasta infecciones. Por eso, lo más recomendable es llevarlo a un servicio de estética canina donde le den un buen baño profesional con productos especiales para perros. Ahí saben qué tipo de shampoo aplicar, cómo enjuagar a fondo y cómo hidratar la piel para que no sufra resequedad después de la exposición al sol y al agua salada. Otro punto clave son las orejas y los ojos. Los perros suelen zambullirse con toda la emoción del mundo, pero esa misma emoción puede dejarles humedad en el oído o sal que irrite sus ojos. En una estética canina pueden hacer una limpieza cuidadosa con productos seguros, evitando riesgos que muchas veces pasamos por alto en casa. Además, suelen revisar las almohadillas de las patas, que después de la arena caliente pueden quedar agrietadas o resecas. Un poco de bálsamo hidratante aplicado por profesionales hace maravillas y evita molestias. Ahora los cuidados en casa El cepillado también es fundamental. Los nudos en el pelo son comunes después de un día de playa, sobre todo en perros de pelo medio o largo. En la estética utilizan los cepillos adecuados y técnicas para deshacer enredos sin lastimar. Incluso, si es necesario, pueden dar un recorte ligero que no solo mejora el aspecto de tu perro, sino que también facilita mantenerlo limpio y fresco en los días siguientes. Además de todo esto, la mayoría de las estéticas incluyen otros servicios como corte de uñas, limpieza de oídos más profunda y hasta revisiones básicas que ayudan a detectar irritaciones en la piel o señales de molestias. Ese “extra” es invaluable, porque garantiza que tu perro no solo quede limpio, sino que también se mantenga sano después de la aventura. Al final, piensa en esto: llevar a tu perro a la playa es un regalo para él, pero los cuidados posteriores son el verdadero acto de amor. No se trata solo de quitarle la arena, sino de asegurarte de que su cuerpo se recupere del sol, del agua salada y del calor. Con la ayuda de una estética canina tendrás la tranquilidad de que cada detalle es atendido por manos expertas, y además tu perro saldrá oliendo delicioso, con el pelo brillante y feliz de la vida. Para la próxima vacación canina Así que la próxima vez que planifiques un paseo playero con tu lomito, incluye en tu itinerario una parada en la estética. Créeme: no hay nada como verlo correr en la arena un día y, al siguiente, verlo descansar limpio, fresco y con la cola moviéndose de pura satisfacción. Porque sí, la playa es para disfrutar, pero la estética es para que esa alegría dure mucho más tiempo.