El tema no es tan sencillo como parece. La American Kennel Club (AKC) explica que existen dos escuelas de pensamiento sobre si debemos permitir o no que los perros coman huesos.
Una defiende que los perros siempre los han comido en la naturaleza, por lo tanto no hay nada de malo en que los consuman, siempre y cuando estén crudos. La otra escuela de obediencia para perros dice que nunca debemos dar huesos a los perros, ni crudos ni cocidos, ya que pueden causarles más daño que bienestar.
Aunque los huesos son una buena fuente de minerales y otros nutrientes, muchos
centros veterinarios gratuitos creen que no vale la pena exponer a tu perro al riesgo de sufrir lesiones graves en la boca, lengua, garganta, estómago o intestinos.
Los huesos prohibidos, prohibidísimos, son los de aves y cerdo, o los huesos cocidos de cualquier tipo. La razón: se astillan en fragmentos que pueden causar asfixia y daños graves en la boca, garganta o intestinos.
De hecho, cualquier hueso ya masticado en pedazos más pequeños puede bloquear los intestinos y provocar laceraciones en la boquita, garganta u órganos internos del perro,
o un episodio terrible de estreñimiento.
Además de lo que ya dijimos -nada de huesos de pollo, cerdo o ningún hueso cocido-, lo mejor es darle a tu perro un hueso más grande que su hocico, con el objetivo de disminuir el peligro de asfixia.
Déjale el hueso de 10 a 15 minutos nada más y después mételo en el refrigerador. Un hueso refrigerado dura aproximadamente de tres a cuatro días.
Cuando tu perro esté con el hueso, monitoréalo constantemente. Recuerda algo importante: ¡no quieres que se lastime!
Muchas personas que alimentan a sus perros con una dieta cruda -a veces llamada BARF (huesos y alimentos crudos)- afirman que los huesos con carne y algo de grasa son seguros para los perros porque son fácilmente digeribles y no se astillan como los huesos cocidos.
Sin embargo, una desventaja de los huesos crudos es que pueden portar bacterias como la salmonella o la e.coli, además de que se pueden echar a perder rápidamente si no se consumen.
Aunque después de leer esto te llegue la tentación de cocinar los huesos para tu lomito, ¡no lo hagas! Los huesos cocidos y quebradizos tienen más probabilidad de astillarse, lo que podría lastimarlo.
Ojo, la AKC explica que los veterinarios informan que los perros que comen huesos corren el riesgo de necesitar cirugía para eliminar las obstrucciones en los intestinos, así que esta decisión debe ser muy pensada. Si quieres preguntarle a su veterinario cdmx, hazlo.
En resumen:
Ofrécele huesos de carne cruda.
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