Razones por las que un Perro Come Heces (Coprofagia)

5 de mayo de 2023

Introducción


La coprofagia es el acto de comer heces y es un comportamiento bastante común en perros. Aunque puede ser desagradable para los dueños, hay varias razones por las que los perros pueden desarrollar este comportamiento. En este artículo, discutiremos las posibles causas y las soluciones para abordar el problema.

Posibles causas de la coprofagia en perros


Existen varias razones por las que los perros pueden comer heces. Algunas de las más comunes incluyen:


Curiosidad e instinto: Los perros son animales curiosos por naturaleza y, especialmente cuando son cachorros, pueden explorar su entorno probando diferentes cosas. La coprofagia puede ser simplemente una expresión de esta curiosidad. Además, los perros son animales carroñeros por naturaleza, lo que significa que están inclinados a consumir desechos orgánicos.


Problemas de salud: Algunas condiciones médicas pueden conducir a la coprofagia en perros. Por ejemplo, trastornos digestivos, malabsorción de nutrientes, parásitos intestinales, diabetes y enfermedades del hígado pueden hacer que los perros busquen fuentes adicionales de nutrición en las heces.


Deficiencias nutricionales: Si un perro no está recibiendo los nutrientes adecuados de su dieta, puede buscarlos en otros lugares, incluyendo las heces. Una dieta desequilibrada o baja en calidad puede ser la causa subyacente de la coprofagia en algunos casos.


Problemas de comportamiento: Los perros pueden comer heces debido a problemas de comportamiento, como el aburrimiento, la ansiedad o el estrés. También puede ser una forma de llamar la atención de sus dueños o un comportamiento aprendido de otros perros.

adiestramiento canino

Para abordar y solucionar el problema de la coprofagia en perros, es fundamental seguir estos pasos:


Consultar a un veterinario: Si sospechas que tu perro está comiendo heces debido a un problema de salud o una deficiencia nutricional, es importante llevarlo al veterinario para que lo evalúen y determinen el tratamiento adecuado.


Cambiar la dieta: Asegúrate de que tu perro esté recibiendo una dieta equilibrada y de alta calidad que proporcione todos los nutrientes necesarios. Consulta con un veterinario sobre las opciones de alimentos adecuadas para tu perro.


Estimulación física y mental: Proporciona a tu perro suficiente ejercicio y actividades mentales para evitar el aburrimiento y reducir la ansiedad. Paseos diarios, juegos interactivos y juguetes para masticar pueden ayudar a mantener a tu perro ocupado y disminuir su interés en comer heces.


Limpieza y manejo del entorno: Limpia las heces de tu perro de inmediato para eliminar la tentación de comerlas. Si tienes varios perros, asegúrate de que tengan sus propias áreas separadas para hacer sus necesidades, ya que los perros pueden imitar el comportamiento de coprofagia de otros perros.


Adiestramiento y refuerzo positivo: Entrena a tu perro para que obedezca comandos como "deja" o "aquí" para evitar que coma heces. También puedes utilizar el refuerzo positivo, recompensando a tu perro con elogios, caricias o golosinas cuando se aleje de las heces en lugar de comerlas.


Utilizar productos repelentes: Hay productos comerciales disponibles que pueden ser aplicados a las heces para desalentar a los perros de comerlas. Estos repelentes suelen tener un sabor amargo o desagradable que desalienta a los perros a consumir las heces. Consulta a tu veterinario sobre las opciones de repelentes adecuadas para tu perro.


Reducir el estrés y la ansiedad: Identifica y aborda las posibles fuentes de estrés y ansiedad en la vida de tu perro. Esto puede incluir cambios en el entorno, la introducción de nuevos miembros de la familia o mascotas, o la falta de una rutina consistente. Al reducir el estrés y la ansiedad en la vida de tu perro, es posible que disminuya la incidencia de la coprofagia.


Socialización: Asegúrate de que tu perro tenga la oportunidad de socializar con otros perros y personas de manera regular. Esto puede ayudar a prevenir el desarrollo de comportamientos no deseados como la coprofagia y puede enseñar a tu perro a imitar comportamientos más apropiados de otros perros bien socializados.


En conclusión, la coprofagia en perros es un comportamiento relativamente común que puede ser preocupante y desagradable para los dueños de mascotas. Sin embargo, al comprender las posibles causas subyacentes, como problemas de salud, deficiencias nutricionales, comportamiento, curiosidad o higiene, es posible abordar y tratar este problema de manera efectiva.


Para resolver la coprofagia en perros, es crucial trabajar en estrecha colaboración con un veterinario y, si es necesario, un especialista en comportamiento canino. Algunas soluciones incluyen ajustar la dieta, proporcionar suficiente estimulación física y mental, mantener un entorno limpio, emplear técnicas de adiestramiento y refuerzo positivo, utilizar productos repelentes, reducir el estrés y la ansiedad, y asegurar una adecuada socialización.


Cada perro es único, y puede ser necesario probar diferentes enfoques hasta encontrar la solución adecuada para tu mascota. La paciencia y la persistencia son clave en este proceso. Al abordar y tratar el problema de la coprofagia, podrás mejorar la calidad de vida de tu perro y disfrutar de una relación más saludable y armoniosa con tu mascota.

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Aunque es normal que los perros se rasquen ocasionalmente, cuando lo hacen con frecuencia puede ser señal de que algo anda mal. Entender la causa es clave para aliviar su malestar y evitar que el problema empeore. Una de las razones más comunes son las pulgas y garrapatas . Incluso si no las ves, basta una picadura para provocar una reacción alérgica. Algunos perros son especialmente sensibles a la saliva de las pulgas y pueden desarrollar dermatitis alérgica, lo que causa picazón intensa, caída de pelo y enrojecimiento de la piel. Un tratamiento antipulgas adecuado y la limpieza profunda del entorno son esenciales. ¿Alergias en mi perro? Otra causa frecuente es la alergia ambiental . Al igual que los humanos, muchos perros reaccionan al polen, al polvo, al pasto o a los ácaros. Estas alergias suelen ser estacionales y pueden provocar picazón en patas, orejas o abdomen. En estos casos, un veterinario puede recomendar antihistamínicos o tratamientos específicos para controlar los síntomas. También hay que considerar las alergias alimentarias . Algunos perros desarrollan sensibilidad a ciertos ingredientes de su dieta, como el pollo, el res o los granos. La picazón suele acompañarse de problemas digestivos o infecciones recurrentes en la piel y oídos. En estos casos, se recomienda una dieta de eliminación para identificar el ingrediente problemático. ¿Resequedad debajo de todo ese pelo? La sequedad de la piel es otra causa común. El clima, los baños excesivos o el uso de champús inadecuados pueden eliminar los aceites naturales del pelaje. Un buen baño con productos hipoalergénicos, una dieta rica en ácidos grasos y una hidratación adecuada pueden ayudar mucho. Siempre puedes buscar apoyo en especialistas estéticos o de grooming . Por último, no hay que descartar causas emocionales. El estrés, la ansiedad o el aburrimiento pueden hacer que un perro se lama o se rasque por hábito. Si notas que lo hace cuando está solo o tras cambios en su rutina, es posible que necesite más estimulación mental, ejercicio o compañía. No dejes de poner atención a tu perrito En resumen, la picazón constante es un síntoma, no una enfermedad. La clave está en observar otros signos —como pérdida de pelo, enrojecimiento o mal olor— y acudir al veterinario para un diagnóstico preciso. Ignorar el problema solo aumentará la incomodidad y el riesgo de infecciones. Un perro sano no debería rascarse todo el día, y con el tratamiento adecuado, volverá a sentirse tranquilo y feliz.
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Llevar a tu perro a la playa es un plan perfecto: corre, juega, se divierte con las olas y vive una aventura que seguramente recordará con pura felicidad. Pero, ojo, la diversión no termina cuando guardas la sombrilla y subes al coche. El verdadero reto empieza después, porque la sal, la arena y el sol pueden dejar estragos en su pelaje, en su piel y hasta en sus patitas. Perrito playero es perrito bañado Lo primero que debes tener en mente es el baño. El agua de mar se adhiere al pelo y lo reseca, mientras que la arena se mete en cada rincón: entre las patas, en las orejas y hasta en el hocico. Si no se retira adecuadamente, puede causar comezón, irritaciones o hasta infecciones. Por eso, lo más recomendable es llevarlo a un servicio de estética canina donde le den un buen baño profesional con productos especiales para perros. Ahí saben qué tipo de shampoo aplicar, cómo enjuagar a fondo y cómo hidratar la piel para que no sufra resequedad después de la exposición al sol y al agua salada. Otro punto clave son las orejas y los ojos. Los perros suelen zambullirse con toda la emoción del mundo, pero esa misma emoción puede dejarles humedad en el oído o sal que irrite sus ojos. En una estética canina pueden hacer una limpieza cuidadosa con productos seguros, evitando riesgos que muchas veces pasamos por alto en casa. Además, suelen revisar las almohadillas de las patas, que después de la arena caliente pueden quedar agrietadas o resecas. Un poco de bálsamo hidratante aplicado por profesionales hace maravillas y evita molestias. Ahora los cuidados en casa El cepillado también es fundamental. Los nudos en el pelo son comunes después de un día de playa, sobre todo en perros de pelo medio o largo. En la estética utilizan los cepillos adecuados y técnicas para deshacer enredos sin lastimar. Incluso, si es necesario, pueden dar un recorte ligero que no solo mejora el aspecto de tu perro, sino que también facilita mantenerlo limpio y fresco en los días siguientes. Además de todo esto, la mayoría de las estéticas incluyen otros servicios como corte de uñas, limpieza de oídos más profunda y hasta revisiones básicas que ayudan a detectar irritaciones en la piel o señales de molestias. Ese “extra” es invaluable, porque garantiza que tu perro no solo quede limpio, sino que también se mantenga sano después de la aventura. Al final, piensa en esto: llevar a tu perro a la playa es un regalo para él, pero los cuidados posteriores son el verdadero acto de amor. No se trata solo de quitarle la arena, sino de asegurarte de que su cuerpo se recupere del sol, del agua salada y del calor. Con la ayuda de una estética canina tendrás la tranquilidad de que cada detalle es atendido por manos expertas, y además tu perro saldrá oliendo delicioso, con el pelo brillante y feliz de la vida. Para la próxima vacación canina Así que la próxima vez que planifiques un paseo playero con tu lomito, incluye en tu itinerario una parada en la estética. Créeme: no hay nada como verlo correr en la arena un día y, al siguiente, verlo descansar limpio, fresco y con la cola moviéndose de pura satisfacción. Porque sí, la playa es para disfrutar, pero la estética es para que esa alegría dure mucho más tiempo.