Qué hacer si mi perro come huesos de pollo: Guía para una respuesta segura

10 de noviembre de 2023

Introducción


Los perros, conocidos por su curiosidad insaciable, a menudo encuentran maneras de meterse en situaciones potencialmente peligrosas. Uno de los problemas más comunes que puedes enfrentar es cuando tu peludo consume huesos de pollo. 


Este tipo de huesos son pequeños, quebradizos y pueden representar un
riesgo para la salud de tu perro. En este artículo, exploraremos qué hacer si tu perro come huesos de pollo y cómo mantenerlo seguro.

Por qué los huesos de pollo son peligrosos para los perros

Los huesos de pollo son frágiles y tienden a astillarse fácilmente cuando se mastican, lo que puede causar una serie de problemas potenciales para tu perro:


1. Riesgo de asfixia:
Los fragmentos de hueso pueden atascarse en la garganta de tu lomito, lo que podría causarle asfixia. Esto es especialmente peligroso en perros pequeños o con bocas estrechas.


2. Daño en el tracto digestivo:
Los fragmentos afilados de hueso pueden dañar el esófago, el estómago y los intestinos de tu perro, lo que puede llevar a problemas de salud graves, como perforaciones o bloqueos intestinales.


3. Obstrucción intestinal:
Los fragmentos de hueso pueden acumularse y obstruir el tracto digestivo de tu peludo, lo que puede requerir cirugía para eliminarlos.


4. Infección:
Si un fragmento de hueso causa una herida en la boca de tu perro, esto puede llevar a una infección.


¿Qué hacer si tu perro come huesos de pollo?


Si descubres que tu perro ha consumido huesos de pollo, es fundamental tomar medidas rápidas y seguras para garantizar su bienestar. Aquí hay una guía de pasos a seguir:


1. Mantén la calma: Es natural entrar en pánico, pero mantener la calma es esencial para tomar decisiones racionales.


2. No le induzcas el vómito: A diferencia de otros objetos peligrosos que tu perro podría ingerir, no se recomienda inducir el vómito en caso de huesos de pollo, ya que esto podría empeorar la situación al causar daño al esófago.


3. Cámbiale el hueso por un premio realmente bueno: La American Kennel Club (AKC) recomienda que si aún no traga el hueso y lo cachas con él en la boca, se lo intercambies por un premio más atractivo. Sin embargo, este tip solo funciona si previamente ya le enseñaste a intercambiar objetos no deseados por premios ricos. 


4. Contacta a su veterinario: Si ya lo tragó, llama a su veterinario de inmediato y sigue sus consejos. Proporciona detalles sobre la cantidad y el tipo de hueso que tu lomito consumió.


5. Observa a tu perro: Vigila de cerca a tu perro para detectar signos de malestar, como vómitos, diarrea, letargo, dificultad para tragar o inquietud. Estos síntomas pueden indicar un problema y deben ser comunicados al veterinario.

La AKC recomienda vigilar la popó de tu peludo al menos hasta 72 horas después del incidente para revisar si hay fragmentos de hueso en sus heces.


6. Dale un pedacito suave de pan: ¡La AKC recomienda esto! Si tu perro come un trozo de pan blandito, puede ayudarle a que los huesitos de pollo no le hagan daño en el estómago. Además, el pan suave protege el revestimiento del sistema digestivo de tu perro y estimula los jugos digestivos para descomponer el hueso más rápido.



Cómo prevenir que tu perro coma huesos de pollo


La mejor manera de evitar problemas con huesos de pollo es prevenir que tu perro los consuma en primer lugar. Aquí hay algunos consejos para prevenirlo:


1. Desecha los huesos adecuadamente:
Asegúrate de desechar los huesos de pollo en un lugar donde tu perro no pueda acceder a ellos.


2. Educa a tu perro:
Enséñale comandos como "déjalo" para que puedas controlar su comportamiento y evitar que consuma objetos peligrosos. Puedes aprender a hacerlo con alguno de estos recursos. Si necesitas ayuda profesional para lograrlo, los entrenadores de Inteligencia Canina pueden hacerlo a través del curso de adiestramiento canino a domicilio


3. Dale juguetes seguros:
Proporciónale juguetes y golosinas diseñados específicamente para ellos. Esto mantendrá su mente ocupada y reducirá su interés en buscar alimentos peligrosos.


4. Supervisión:
Siempre supervisa a tu lomito cuando esté cerca de alimentos que podrían ser peligrosos para él.


En resumen, los huesos de pollo pueden representar un peligro real para la salud de tu perro. Si tu mascota consume huesos de pollo, sigue los pasos mencionados anteriormente y consulta a su veterinario de inmediato. 


La prevención es la clave para
evitar que tu lomito se encuentre en esta situación, así que toma medidas proactivas para mantenerlo seguro y saludable.


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¿QUÉ DEBES HACER SI TU PERRO COMIÓ HUESO DE POLLO?  [Vídeo]


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Aunque es normal que los perros se rasquen ocasionalmente, cuando lo hacen con frecuencia puede ser señal de que algo anda mal. Entender la causa es clave para aliviar su malestar y evitar que el problema empeore. Una de las razones más comunes son las pulgas y garrapatas . Incluso si no las ves, basta una picadura para provocar una reacción alérgica. Algunos perros son especialmente sensibles a la saliva de las pulgas y pueden desarrollar dermatitis alérgica, lo que causa picazón intensa, caída de pelo y enrojecimiento de la piel. Un tratamiento antipulgas adecuado y la limpieza profunda del entorno son esenciales. ¿Alergias en mi perro? Otra causa frecuente es la alergia ambiental . Al igual que los humanos, muchos perros reaccionan al polen, al polvo, al pasto o a los ácaros. Estas alergias suelen ser estacionales y pueden provocar picazón en patas, orejas o abdomen. En estos casos, un veterinario puede recomendar antihistamínicos o tratamientos específicos para controlar los síntomas. También hay que considerar las alergias alimentarias . Algunos perros desarrollan sensibilidad a ciertos ingredientes de su dieta, como el pollo, el res o los granos. La picazón suele acompañarse de problemas digestivos o infecciones recurrentes en la piel y oídos. En estos casos, se recomienda una dieta de eliminación para identificar el ingrediente problemático. ¿Resequedad debajo de todo ese pelo? La sequedad de la piel es otra causa común. El clima, los baños excesivos o el uso de champús inadecuados pueden eliminar los aceites naturales del pelaje. Un buen baño con productos hipoalergénicos, una dieta rica en ácidos grasos y una hidratación adecuada pueden ayudar mucho. Siempre puedes buscar apoyo en especialistas estéticos o de grooming . Por último, no hay que descartar causas emocionales. El estrés, la ansiedad o el aburrimiento pueden hacer que un perro se lama o se rasque por hábito. Si notas que lo hace cuando está solo o tras cambios en su rutina, es posible que necesite más estimulación mental, ejercicio o compañía. No dejes de poner atención a tu perrito En resumen, la picazón constante es un síntoma, no una enfermedad. La clave está en observar otros signos —como pérdida de pelo, enrojecimiento o mal olor— y acudir al veterinario para un diagnóstico preciso. Ignorar el problema solo aumentará la incomodidad y el riesgo de infecciones. Un perro sano no debería rascarse todo el día, y con el tratamiento adecuado, volverá a sentirse tranquilo y feliz.
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Llevar a tu perro a la playa es un plan perfecto: corre, juega, se divierte con las olas y vive una aventura que seguramente recordará con pura felicidad. Pero, ojo, la diversión no termina cuando guardas la sombrilla y subes al coche. El verdadero reto empieza después, porque la sal, la arena y el sol pueden dejar estragos en su pelaje, en su piel y hasta en sus patitas. Perrito playero es perrito bañado Lo primero que debes tener en mente es el baño. El agua de mar se adhiere al pelo y lo reseca, mientras que la arena se mete en cada rincón: entre las patas, en las orejas y hasta en el hocico. Si no se retira adecuadamente, puede causar comezón, irritaciones o hasta infecciones. Por eso, lo más recomendable es llevarlo a un servicio de estética canina donde le den un buen baño profesional con productos especiales para perros. Ahí saben qué tipo de shampoo aplicar, cómo enjuagar a fondo y cómo hidratar la piel para que no sufra resequedad después de la exposición al sol y al agua salada. Otro punto clave son las orejas y los ojos. Los perros suelen zambullirse con toda la emoción del mundo, pero esa misma emoción puede dejarles humedad en el oído o sal que irrite sus ojos. En una estética canina pueden hacer una limpieza cuidadosa con productos seguros, evitando riesgos que muchas veces pasamos por alto en casa. Además, suelen revisar las almohadillas de las patas, que después de la arena caliente pueden quedar agrietadas o resecas. Un poco de bálsamo hidratante aplicado por profesionales hace maravillas y evita molestias. Ahora los cuidados en casa El cepillado también es fundamental. Los nudos en el pelo son comunes después de un día de playa, sobre todo en perros de pelo medio o largo. En la estética utilizan los cepillos adecuados y técnicas para deshacer enredos sin lastimar. Incluso, si es necesario, pueden dar un recorte ligero que no solo mejora el aspecto de tu perro, sino que también facilita mantenerlo limpio y fresco en los días siguientes. Además de todo esto, la mayoría de las estéticas incluyen otros servicios como corte de uñas, limpieza de oídos más profunda y hasta revisiones básicas que ayudan a detectar irritaciones en la piel o señales de molestias. Ese “extra” es invaluable, porque garantiza que tu perro no solo quede limpio, sino que también se mantenga sano después de la aventura. Al final, piensa en esto: llevar a tu perro a la playa es un regalo para él, pero los cuidados posteriores son el verdadero acto de amor. No se trata solo de quitarle la arena, sino de asegurarte de que su cuerpo se recupere del sol, del agua salada y del calor. Con la ayuda de una estética canina tendrás la tranquilidad de que cada detalle es atendido por manos expertas, y además tu perro saldrá oliendo delicioso, con el pelo brillante y feliz de la vida. Para la próxima vacación canina Así que la próxima vez que planifiques un paseo playero con tu lomito, incluye en tu itinerario una parada en la estética. Créeme: no hay nada como verlo correr en la arena un día y, al siguiente, verlo descansar limpio, fresco y con la cola moviéndose de pura satisfacción. Porque sí, la playa es para disfrutar, pero la estética es para que esa alegría dure mucho más tiempo.