Aunque creas que la diabetes es una enfermedad exclusiva de los humanos, desafortunadamente los perros y los gatos también la padecen.
“A diferencia de lo que sucede en las personas, la diabetes en perros no se clasifica, por lo tanto, solo se maneja el concepto de diabetes mellitus”, explica el coordinador técnico de la Unidad de Animales de Compañía de MSD Salud Animal México, Adrián Polo. “La enfermedad se presenta con mayor incidencia en perros y gatos de edad avanzada -alrededor de 10 años de vida-, pero eso no significa que no pueda presentarse en animales jóvenes”.
Existen algunos signos o síntomas que pueden sugerir que tu perro tiene diabetes. Algunos de estos son:
*El incremento en la cantidad o número de veces en las que hace pipí. Aguas si tu mascota empieza a orinar en lugares en los que ya no lo hacía.
*Bebe más agua de lo normal.
*Tiene más apetito de lo normal.
*Sube o baja de peso sin razón aparente. Esto sucede según la etapa de la enfermedad.
Si sospechas que tu perro está enfermo…
Nunca nos cansaremos de recomendarlo: siempre, siempre, llévalo con su veterinario. Él o ella revisará su historial clínico, le realizará un examen físico completo y un perfil integral (hemograma, química sanguínea y urianálisis, o sea, examen de pipí).
El tratamiento
Si el veterinario confirma que tu perro tiene diabetes, este es el tratamiento que muy probablemente le mandarán:
*Administración de insulina.
*Dieta restringida en carbohidratos, pero alta en fibra.
*Ejercicio.
*Monitoreo casero de niveles de glucosa en la sangre.
Razas con mayor riesgo
Las documentadas hasta el momento: Keeshond, Caniche (Poodle),Puli Húngaro, Pinscher Miniatura, Samoyedo, Bobtail, Daschund, Springer Spaniel, Alaska Malamute, Schipperke, Schnauzer Miniatura, Spitz Finlandés, Chow Chow, West Highland White Terrier, Beagle, Cairn Terrier, Dobermann y Golden Retriever.
Lo más importante: la prevención
De acuerdo con MSD Salud Animal México, la clave para mantener la salud de tu mascota es la prevención.
Esto lo vas a lograr con una buena alimentación acorde a su estado de salud y edad, ejercicio regular -sí, todos los días, sin falta-, desparasitación interna y externa, vacunas a tiempo y revisiones periódicas con su veterinario sin necesidad de que esté enfermita.